lunes, 25 de junio de 2012

Epicentro.

Y claro, luego se quedan amarillentas. De lo insignificante puedo escribirte (o susurrarte al oído) un montón de cosas. Hoy no sé pero me he parado a pensar que más necesito para ser feliz.. y aun sigo pensando, creo que tengo todo lo que la vida me ha querido dar, y yo he obligado a la vida a saber conservarlo y yo a aprender no destrozarlo. En primer lugar, bueno.. antes que el primer lugar están ellos. Son capaces de todo, y yo soy para ellos todo lo capaz. Somos la piña que vive debajo del mar y cuando el tiempo se enternece entonces nosotros salimos a comernos el mundo con las gafas de sol en plena lluvia, y con las chanclas (esas de dedo que destrozabas lo días de verano y aunque estuvieran para reciclar siempre serian tus preferidas) saltando en los charcos. Sin importarle al más alto, que puedan salir chispas de electro, del cd. Y claro, luego se quedan amarillentas las uñas, las explotamos con colores vivos y ellas no pueden salir de fiesta sin resaltar cuando levantas las manos, o cuando vas a entregar los billetes y el dineral que te has gastado en cubatas. Pero perder la vergüenza que tu madre te enseño a tener, eso no tiene precio, y sin duda, ese es el mejor momento. 
Sois el todo de mi epicentro. 

1 comentario:

  1. Sólo tú conseguirías convertir tu vida en palabras, y tus palabras en pura realidad.
    Consigues transmitirlo todo con total verdad...que puede llegar a acojonarme. Porque en cierto modo, de forma metafórica, o más bien simbólica, vivimos todos en una piña, de la cual conseguimos salir a la superficie por el mero hecho de comernos el mundo, todos juntos.
    Sigue escribiendo, que la gente necesita conocer a la auténtica Majose, esa que se esconde detrás de una fuerte coraza y que lentamente va dejando por escrito lo que siente gracias a este blog tan maravilloso.

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